martes, 12 de junio de 2012

Economía del bien común




Christian Felber:
  • Fundador de attac Austria y actual portavoz.
  • Iniciador del proyecto “banco democrático”.
  • Diseñador de la “economía del bien común”.
  • Periodista independiente y escritor


Aquí la trancripción:

“Tengo el honor de presentaros un modelo económico alternativo al sistema de mercado capitalista pero también a la economía planificada.

La economía del bien común. Un modelo económico sostenible para el futuro.

Es un hecho que la gran mayoría de la población está anhelando una alternativa sistémica. Según una encuesta en Alemania y Austria el 90% de la población desea un modelo económico alternativo y la cuestión es a donde ir. Hacia una economía mas ecológica, Hacia una economía mas ecológica mas social, de distribución mas justa. Una economía más democrática, una economía que ponga en el centro al ser y mano y su dignidad. Y la propuesta de la economía del bien común es de todo un poco. El bien común creemos que es el concepto que abarca todos estos valores y todas estas metas y es el concepto más incluyente de todos.

Por ejemplo Alemania, en la Constitución de Baviera, dice literalmente: Toda actividad económica sirve el bien común.  O sea, el concepto no es nada nuevo. Lo nuevo es adaptar la economía real a las metas y los valores de las constituciones.

¿Sobre qué valores reposa la economía del bien común?

Hoy hay dos reglas de juego fundamentales que guían el comportamiento de los actores del mercado que son el afán de lucro y la competencia y estas dos coordenadas producen comportamientos y reproducen valores contrarios a aquellos que permiten florecer nuestras relaciones interhumanas. No importa donde se pregunta a los seres humanos en el mundo cuáles son lo comportamientos y los valores que permiten florecer estas relaciones. En todo el mundo la respuesta es confianza, honestidad, responsabilidad, cooperación, solidaridad, generosidad, compasión. En todo el mundo igual, y la propuesta es transformar estos principios y valores a la economía, en el sentido de que cuando una empresa realmente aplica y vive estos valores en toda su actividad más ventajas legales obtendrá. Para eso es necesario medir estos comportamientos y para esto es necesario redefinir el concepto de éxito económico.

¿Qué mide el balance del bien común?

El éxito económico se mide en todos los niveles con indicadores monetarios. En el nivel Macro a través del PIB, el Producto Interior Bruto, y a nivel micro, a nivel de la empresa concreta, con el beneficio financiero. Ambos indicadores de éxito tienen en común que son indicadores monetarios, dinero, y el dinero tiene la decisiva desventaja de que no es capaz de medir nada de lo que para nosotros, los seres humanos, y para el entorno ecológico es valioso e  importante.

El crecimiento del PIB no nos dice de forma absolutamente nada fiable si estamos en guerra o en paz, si vivimos en una democracia o en una dictadura, si el reparto de la renta es justo o totalmente injusto y hay hambre, si respetamos el medio ambiente o lo destruimos, si en una sociedad la confianza aumenta o hay miedo. Por ello muchas personas se preguntan por qué confundimos el bienestar de una sociedad con el PIB.

En el nivel micro un beneficio financiero mas alto no nos dice si esta empresa crea empleo o lo destruye, si la calidad de los empleos aumenta o baja, si las mujeres y los hombres son tratados de forma igual o desigual, si la empresa destruye el medio ambiente o lo conserva, si esa empresa produce armas o comestibles sostenibles regionales.

El beneficio financiero no nos sirve para medir el éxito y la contribución de una empresa a la sociedad y el bien común.

¿Cómo pueden contribuir las empresas a la economía del bien común?

El balance del bien común mide como una empresa vive la dignidad humana, la solidaridad, la justicia social, la sostenibilidad ecológica y la democracia con todos sus grupos de contacto: los suministradores, los proveedores de dinero, los empleados, los clientes, las co-empresas y el entorno social y ecológico hacia las generaciones del futuro.

Hemos desarrollado hasta hoy unos quince criterios que miden el comportamiento del bien común y lo que se obtendrá no serán unidades de dinero, sino simplemente puntos del bienc omún. Se puede lograr entre cero y mil puntos del bien común y se pueden crear cinco clases y hacer cinco colores del bien común y en cada producto figurará el color del bien común. De esta manera los consumidores tienen una información muy clara antes de tomar su decisión de compra. Pero lo mejor y más decisivo será que las empresas con los mejores resultados de sus balances del bien común obtendrán ventajas legales frente a aquellas empresas que no hacen ningún esfuerzo por el bien común. En concreto esas empresas pagaran menores impuestos, pagaran menores tarifas aduaneras, obtendrán créditos mas baratos y obtendrán prioridad en la compra pública.

El efecto inmediato sería que los productos éticos y justos serían más baratos en el mercado que los productos no justos, no éticos y no ecológicos.

Una situación muy deplorable de hoy, y además en contra del espíritu de las constituciones es que todas las empresas en todo el mundo pueden acceder al mercado sin importar como se comportan. Y esto es dar el mismo trato, el trato igual, a actores totalmente desiguales, eso no es justo, porque las constituciones nos dicen que tratemos igual a los iguales nada más, pero no a los desiguales, a los desiguales hay que tratarlos de forma desigual, hay que discriminarlos. Una empresa de comercio justo que paga un salario justo, que produce de forma ecológica, que da préstamos sociales de todo tipo no es igual a una corporación que viola los derechos humanos, que destruye el medio ambiente y que  no tiene en consideración alguna hacia a la sociedad y el futuro, y a estos desiguales no hay que tratarlos de forma igual porque si se les trata de forma igual la empresa no justa gana porque puede ofrecer a precios menores.

Hoy los injustos, los irresponsables, los no éticos, ofrecen productos más baratos y a través de la discriminación, en su mejor sentido, los productos éticos serán mas baratos que los no éticos.

Según el balance del bien común, ¿Qué aplicaciones estarán permitidas y cuáles no?

El balance financiero se degrada a ser solamente una medida de la actividad empresarial pero ya no expresa el fin de la empresa. Quiere decir, algunos usos de los excedentes financieros ya no estarán permitidos: por ejemplo inversiones meramente financieras, por ejemplo tragarse a otra empresa, por ejemplo dar una parte del beneficio financiero a personas que no trabajan en la empresa, por ejemplo donaciones a partidos políticos.

Para darle también un marco en cuanto a la propiedad proponemos que se limite la desigualdad de renta con salarios mínimos y máximos. Al derecho a tener propiedad privada ponerle un límite y al derecho a heredar también, y lo que exceda ese límite que se reparta entre los que no heredan nada, para tener una mayor igualdad de oportunidades al principio de la vida profesional.

Estas cuestiones proponemos que se negocien y se conviertan en leyes en convecciones económicas, estos deberían ser elegidos por las personas y adoptadas por el pueblo soberano y nadie más. Los cambios son posibles poco a poco pero solo por cada pueblo soberano. Estas son las ideas básicas de la Economía del Bien Común, que no solo es una idea sino que es un proceso social que empezó a implementarse en Octubre de 2010, o sea, ahora llevamos unos 10 meses en el camino y se han adherido más de 340 empresas a este proceso como participantes, 120 de ellas, y de cuatro países,  implementan el balance del bien común este año por primera vez a nivel voluntario. Así no solamente estamos formando un grupo de pioneros sino también un movimiento político porque todas las empresas, las que apoyan este modelo, se entienden como un movimiento político que reivindica al parlamento y al gobierno que convierta esas propuestas en leyes concretas y, mas bien, que se convoque esa convección económica que acabo de presentar.

El modelo no esta hecho, al contrario, el modelo acaba de empezar con unas propuestas y está totalmente abierto y está esperando a que muchas, muchas personas, influyan con sus contribuciones para mejorarlo y desarrollarlo.

La Economía del Bien Común no dice que su modelo sea el mejor de todos o la única vía sino al contrario, hay muchísimas alternativas, hay 30, 40, 100 alternativas que todos necesitamos y que se deben inspirar y apoyar mutuamente como la economía solidaria, como los bienes comunes, como unos mercados financieros o un sistema de dinero sin interés, como la permacultura, como la agricultura sostenible, como salud alternativa, etc.

Hay un gran concierto de alternativas que se deben inspirar mutuamente y la economía del bien común es una de ellas y la invitación es a que todo el mundo contribuya al proceso. Ahora tenemos 12 ramas de actuación por ahora en Alemania, Austria, Italia y  Suiza, pero en cualquier parte del mundo todo el mundo es bienvenidos a empezar un llamado campo de energía regional, buscar las primeras empresas de tu municipio y de esta forma engancharte al proceso. 

¡Bienvenido!